sábado, 26 de enero de 2013

Capítulo 1

 Llegaba del instituto canturreando y sonriendo, algo que no era muy común en mí, pero ese día no era un día cualquiera. Estaba feliz porque ese mismo día me daban las vacaciones de verano y en Septiembre empezaría la universidad y una de mis grandes ilusiones, era que me aceptaran en la universidad de Cambridge en Londres. Sabía que no iba a ser fácil, así que este curso me había esforzado para sacar matrícula de honor, y lo conseguí. Pero en ese momento, en lo único que pensaba, era en mis ídolos, en ir a sus conciertos, firmas de discos y disfrutar al máximo con mis amigos. 

Entré por la puerta de casa y me fui corriendo ha abrazar a mi madre.
-Lo conseguí.- Dije mientras corría para llegar hacia ella.
-¡Enhorabuena cariño!- Dijo ella mientras me abrazaba la cintura con una mano y me acariciaba el pelo con otra.
Le dí dos besos y me dirigí al sofá donde se encontraban mi hermano y mi padre, me senté y me quedé observándoles mientras mi padre leía el periódico y mi hermano veía el telediario.
-Bueno, qué, ¿no me vais  decir nada?- Dije con un tono de voz de niña chica.
Mi hermano me miró y sonrió pícaramente.
-¡Enhorabuena petarda! Que se que te lo has currado este año.- Se acercó a mi y me cogió en brazos.
-Gracias tonto- Dije entre risas.
Mi hermano y yo tan solo nos llevábamos dos años, y teníamos mucha confianza, nos lo contábamos todo. Se podría decir que nos llevábamos bien.
-¿Papá?- Pregunté.
-Nerea hija, felicidades cariño.- Dijo mientras sonreía
 Mi padre, era uno de esos típicos con bigote y pipa, muy antiguo, pero era un buen hombre. Siempre hacía todo lo posible por complacerme, porque yo siempre fui su pequeña niñita, digamos que, me tenía muy mimada.
-Gracias papá- 

Me bajé de los brazos de mi hermano y subí a mi cuarto para ponerme cómoda, y así lo hice, me puse unas mayas Adidas, una camiseta vieja con bastantes agujeros, mis zapatillas de conejitos y zanahorias y me recogí un moño de estudiar. Así era cómo me gustaba llamarlos, porque eran del todo informales.
Bajé a comer y me senté en la mesa donde me esperaban todos.
-Mamá, ¿lentejas? ¿en serio?- Pregunté mientras ponía muecas.
-Hija, tienes que comerlas, que tienen mucho hierro y estás con la regla.-
Cómo podéis observar, mi madre era normal y corriente. De esas que se preocupan demasiado por todo y que son muy organizadas.
Me puso el plato en la mesa y se sentó a comer con nosotros. No soportaba las legumbres, así que me puse a jugar con la cuchara y las lentejas.
-¿Quieres hacer el favor de dejar de jugar con la comida? Hija, que vas ha hacer puré.- Dijo mi madre mientras la interrumpía el teléfono.
-Ya voy yo- Dije mientras me levantaba de la mesa.
*Conversación telefónica*
-¿Sí?
-¡Nerea!- Dijo gritando
-¿qué pasa Andrea?-
-¿cómo que qué pasa? ¿eres tonta tía?-
-¿qué?-
-¿no jodas que no te la han dado?
-¿qué? ¿de que hablas?
-La entrada para One Direction en el O2 Arena, Nere- Dijo gritando 

-¿¡cómo!? ¿tienes una?-
-no, no tengo una, tenemos cinco.
-¿qué? Pero ¿cómo?-
-tía, pues a ti, a mi y a Mayka por la matrícula de honor, y a Silvia y Cristina pues porque sí, no se.-
Lo único que pude hacer en ese momento es quedarme boquiabierta. Miré hacia la puerta del salón y allí estaba mi madre, con los billetes de avión y los del concierto. En ese instante, grité, grité y grité mas aún. Noté como mi madre se reía, y Andrea hacía lo mismo al otro lado del teléfono.
-ya lo sabes ¿no?, pues haz las maletas porque nos vamos a pasar todo el verano en Londres y salimos mañana por la tarde.- dijo mientras canturreaba.
-Vale- dije mientras tartamudeaba.
*fin de la conversación telefónica*
Colgué y lo primero que hice es levantar a mi madre del suelo mientras dos lágrimas caían por mis ojos de la emoción que sentía en ese preciso momento.
-Gracias. Gracias,gracias,gracias,gracias,gracias,gracias y otra vez gracias-
-De nada mi amor, te lo mereces.-
Salí corriendo hacia la cocina para abrazar fuertemente a mi padre y agradecérselo un millón de veces más. Subí dando botes la escalera hasta llegar a mi habitación, cogí una maleta enorme que tenía de cuando me fui de excursión con mi clase a Italia, y me puse a guardar ropa como si no hubiera mañana.
Por supuesto siempre estaban aquellas dudas del “¿Qué me llevo?” y cómo no me decidía, opté por llevármelo todo, así que cogí un par de mochilas bastante grandes, las coloqué sobre la cama y me puse a doblar ropa. Me giré para encender la minicadena y escuchar ”Take me home”, pero mi madre apareció apoyada en el premarco de la puerta con un tono de voz apagado y con la cabeza gacha.
-Ey ¿Qué te pasa mamá?- pregunté preocupada.
-Nada cariño, solo es que, si te vas a principios de verano, para quedarte allí los tres meses y te cogen en Cambridge, ya te quedarás allí con tu piso de alquiler y es probable que no te vaya a ver el pelo-
-Mamá, si eso pasase, que lo dudo mucho, ya sacaría tiempo para venir-
Me dio un beso en la frente y bajó a por el teléfono que nuevamente estaba sonando. Y yo continué haciendo lo que iba a hacer antes de que mi madre interrumpiera, así que puse el disco y continué guardando ropa y bailando alocadamente por toda la habitación. 

-Nerea, baja que el  teléfono es para ti- gritó mi hermano desde el salón.
Bajé corriendo y me tropecé. Caí rodando escaleras abajo y pude notar como mi hermano se descojonaba y mi padre me preguntaba si estaba bien.
-Sí papá, lo estoy, hoy soy inmune a todo.- dije mientras me reía.
-Esta niña con 18 años y parece que tiene 7. Nunca cambiará- dijo mi madre desde la cocina.
-gracias mamá- le respondí sonriendo.
*Conversación telefónica*
-Nerea ¿Qué es ese jaleo?- dijeron riéndose
-nada, nada, ¿Qué queríais?-
-ah, pues mira, como suponemos que sabrás, mañana cogemos el vuelo a las 14:15h, así que hemos decidido Mayka, Silvia y yo quedar a las 11h en la puerta de tu casa, ya con maleta y todo, para llegar hasta el aeropuerto tranquilas y tomarnos allí algo y charlar, planificar y de más, ¿te parece?, Andrea ya lo sabe, la hemos avisado por WhatsApp-
-claro, perfecto, mañana nos vemos-
*fin de la conversación telefónica*
Cómo ya había terminado de hacer las maletas, y de dejarlo todo listo, me senté en el sofá junto a mi hermano.
-Te voy a echar de menos pitufa-
-Anda ya ¿enserio?-  

-¡Claro que si!, ¿a quien insulto yo ahora? ¿Quién es el que se va a caer por las escaleras ahora?
-Siempre puedes probar a hacerlo tú- dije mientras me reía y le guiñaba un ojo
-No gracias. Nerea, cuídate ¿vale? Ten cuidado con lo que haces.-
Le miré de reojo y sin decir nada, giré la cabeza y miré a mi padre. Este me sonrío y me guiñó un ojo.
Pasamos la tarde viendo películas antiguas y bromeando.
-Son las 21h cariño, métete en la ducha y vete a la cama, que mañana vas a estar cansada.- dijo mi madre
Y eso fue lo que hice, terminé de ducharme y me senté en la cama, cogí mi blackberry y miré twitter. Cómo no ya estaban las 4 tontas estas mencionándome y comentando sobre el viaje. Gracias  a eso, consiguieron que la gente del instituto me petaran Whatsapp preguntando.
Apagué el móvil y me acosté.
*Al día siguiente*
Me desperté con una sonrisa de oreja a oreja, no podía creer lo que estaba a punto de pasarme. Me levanté de la cama y bajé a desayunar.
-¡Que bueno, eso huele a tortitas!-dije mientras bajaba la escalera.
-Sí, sí, pero tú ten cuidado no te vayas a caer por la escalera- dijo mi hermano que venía detrás de mi.
-Mira tu, que gracia el niño este- dije con tono burlón.
Terminamos el tramo de escaleras y me dio un beso en la mejilla mientras yo me cogía mi moño de estudiar.
-Buenos días familia- dije mientras me estiraba


- -Buenos días madrugadora, las 9h, esto es un récord- dijo mi padre 

-Pues que sepáis que es por una buena causa, que si no… - dije mientras bostezaba
Me senté en la mesa y me eché como 20 tortitas, pero apena pude comerlas porque estaba muy nerviosa. Dejé el plato prácticamente entero.
Estábamos todos muy callados, era un momento incómodo, así que repartí las tortitas entre los tres platos, el de mi hermano, mi padre y mi madre, y subí al baño a asearme. Me lavé la cara, los dientes y las axilas, y comencé a vestirme con la ropa que el día anterior había dejado aparte para hoy. Unos vaqueros azules oscuros, una blusa de gasa con mangas cortas blanca y unas sandalias camel. Mi pelo era ondulado, y ese día lo tenía bastante bien, así que no me hice nada, me lo desenredé y me puse un par de orquillas para recogerme el flequillo hacia los lados. Entre una cosa y otra me dieron las 10:30h.
Aproveché para bajar las maletas al porche y despedirme de mis padres y mi hermano, no pude evitar emocionarme, pero estaba tan nerviosa que seguramente no me afectaba tanto.
Las chicas llamaron al timbre y salí para poner rumbo hacia una nueva historia, mi historia.
Le di dos besos a mi familia y cerré el portón de casa. Nada mas hacerlo, las chicas y yo nos miramos a los ojos sonriendo y nos leímos el pensamiento, nos fundimos en un fuerte abrazo de grupo.
-Bueno ¿Qué? ¿Estás lista? – me preguntó Silvia
-Mas que nunca, lo llevo todo, así que, en marcha.-
Me ayudaron con las maletas y las metimos en el taxi como mejor pudimos.
Andrea, Silvia y Cristina iban en el primer taxi, Mayka, la madre de Mayka y yo íbamos en el que le seguía. Durante el camino apenas hablamos, no nos lo podíamos creer y cada una flipaba a su manera, tampoco teníamos nada que decirnos. El viaje hasta el aeropuerto duró una hora aproximadamente. Llegamos al aeropuerto y como vimos que ya eran las 12h decidimos ir facturando las maletas y pasando por los controles. Cuando acabamos de pasar por todo eso, escuchamos por megafonía*Atención, los pasajeros para el vuelo; Sevilla-Londres…* Ahí supimos que era el momento. Nos dimos las manos, y la madre de Mayka nos indicó donde teníamos que coger el avión y se fue. Seguimos sus instrucciones y allí estábamos, montadas en un avión, las 5 solas, sin saber movernos por Londres. Nada mas subir, nos sentamos en nuestros asientos y apagamos los móviles. Estuvimos todo el trayecto hablando de lo que íbamos a hacer. El vuelo duró unas dos horas más o menos. Llegamos al aeropuerto en Londres y nos organizamos como medianamente pudimos. Andrea era la que tenía la dirección del apartamento, y en el, nos estaría esperando el dueño de la casa para darnos las llaves. 

Cogimos dos taxis, y nos repartimos igual que al venir, les dimos la dirección a los conductores y pusimos rumbo a nuestra pequeña casita.
Llegamos a la puerta del edificio, allí nos bajamos y cogimos nuestras pertenencias de los coches. Era un edificio muy bonito, con muchos ventanales bastante amplios. Decidimos subir. Aquello solo era el comienzo de algo inolvidable.